19/12/09

Árbol de Navidad en el Vaticano

Este año lo ha regalado la región belga de Valonia

El Papa enciende el abeto de Navidad en la Plaza de San Pedro

El papa Benedicto XVI encendió ayer el gran abeto, de 30 metros de altura, colocado en la plaza de San Pedro del Vaticano, regalo de la región belga de Valonia, que adornará el recinto vaticano durante la Navidad. El Pontífice encendió las miles de luces que adornan el abeto con un interruptor desde su apartamento, que da a la plaza de San Pedro. Al encendido asistieron el cardenal Giovanni Lajolo, gobernador del Estado de la Ciudad del Vaticano, el ministro de Economía de Valonia, Jean Claude Marcourt; el embajador de Bélgica ante la Santa Sede, Franck de Coninck, y el obispo de Lieja, Aloys Justen.

2009-12-19 09:57:00 | imprimir Imprimir | enviar Enviar

(Agencias/InfoCatólica) La iluminación fue activada entre cantos y ante la presencia de numerosos romanos, belgas y turistas presentes en la plaza. Antes de la inauguración, Benedicto XVI recibió hoy en audiencia a una delegación belga encabezada por Marcourt, a la que agradeció el regalo del abeto.

El árbol colocado e iluminado es un inmenso abeto rojo de 30 metros de alto y 14.000 kilos de peso, que ha sido colocado junto al tradicional portal de Belén que se instala todos los años durante la Navidad. El árbol tiene un centenar de años y sus ramas inferiores llegan a extenderse hasta los diez metros.

Más de dos décadas con abetos en el Vaticano

Han pasado más de dos décadas desde que Juan Pablo II diera inicio a la tradicional bendición del abeto de Navidad que año tras año ha sido donado por distintos países. Por ejemplo en 1996 el abeto fue regalado por Eslovenia a Juan Pablo II, quien agradeció el don, a través de un mensaje, a los casi tres mil peregrinos que llegaron a la plaza de san Pedro en aquella ocasión.

Un año después, en 1997, Juan Pablo II contó con un altísimo ejemplar proveniente de una zona por él bien conocida, Zakopane, localidad donde Karol Wojtyla iba a esquiar cuando era joven y que había visitado el mes de julio de ese año durante su visita a Polonia. En 1998 fue Alemania la encargada, una vez más ya que desde 1982 había regalado otros dos ejemplares, de trasportar el abeto hasta la plaza de san Pedro, un traslado que se prolongó durante cuatro días. En aquella ocasión Juan Pablo II señaló en su discurso de agradecimiento cómo, viendo desde la ventana de su despacho el árbol, éste le había suscitado reflexiones espirituales.

Y siguiendo nuestro recorrido por los árboles que han adornado la plaza de san Pedro a lo largo de la historia, llegamos a 1999. En dicha ocasión el abeto fue regalado por la República Checa. Después le tocó el turno a Austria, Rumania, Croacia e Italia.

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