8/6/10

Beatificación del Mártir Popieluszco












Polonia festeja la beatificación del mártir Popieluszco,«signo de la victoria del bien sobre el mal»
Entre los miles de asistentes se encontraba su madre, Marianna, a la que la Iglesia quiso agradecer el sacrificio de su hijo, uno de los símbolos de la lucha del movimiento sindical Solidaridad y mártir de la democracia polaca

Unos 150.000 fieles acudieron este domingo a la misa de beatificación del sacerdote Jerzy Popieluszko, asesinado en 1984 por miembros de la policía política comunista a causa de su oposición al régimen, uno de los símbolos de la lucha del movimiento Solidaridad y, como dijo el Papa, «signo especial de la victoria del bien sobre el mal».

Los fieles comenzaron a llegar a las seis de la mañana, cinco horas antes del comienzo de la ceremonia, concelebrada por el arzobispo Angelo Amato en calidad de enviado especial del Papa Benedicto XVI.

Entre los miles de asistentes, 1.600 sacerdotes y 100 obispos, también estuvo presente la madre de Jerzy Popieluszko, Marianna, a la que la Iglesia quiso agradecer el sufrimiento y el sacrificio de su hijo.

Importantes líderes polacos incluyendo al primer ministro Donald Tusk, y también a los candidatos presidenciales Bronislaw Komorowski y Jaroslaw Kaczynski rezaron frente a un altar que tenía el lema de Popieluszko: «vencer el mal con el bien». También estuvo presente el ex-líder de Solidaridad, Lech Walesa



«(Popieluszko) tipificó la verdad, honestidad, amor y libertad de conciencia, pero el sistema del mal no aceptó tales valores, así que fue acosado, atormentado, torturado y asesinado», dijo Amato en la homlía.

«Las fuerzas del desprecio no tenían respeto por la vida humana y arrojaron su cuerpo como el cadáver de un animal», sostuvo.

Por su parte, el arzobispo metropolitano de Varsovia, Kazimierz Nycz dijo que «el padre Popieluszko es beatificado como ejemplo de la defensa de derechos y de la dignidad humana, también como modelo del diálogo y reconciliación».

Popieluszko es hoy símbolo por su apoyo a la oposición democrática en la Polonia comunista y por sus «misas por la patria» durante la ley marcial, al inicio de los años ochenta, cuando desafiando a las autoridades utilizaba el púlpito para criticar a la dictadura comunista y gritar por la libertad, en unas homilías llenas de referencias al entonces Papa Juan Pablo II.

Su actitud de lucha y su gran capacidad de influir en los fieles desde su parroquia de Varsovia acabó con la paciencia del régimen, que ordenó su secuestro y asesinato en octubre de 1984.

La aparición de su cuerpo sin vida en una represa, golpeado y torturado, provocó conmoción en Polonia y la indignación en la comunidad internacional, y puso en jaque al gobierno comunista polaco que, cinco años después, cayó definitivamente.

Tras la misa de beatificación, que tuvo lugar en la céntrica plaza Pilususkiego de la capital polaca, se llevó a cabo una procesión de 12 kilómetros a través de la ciudad al suburbio sureño de Wilanow, donde sus restos fueron bendecidos en la basílica de la Divina Providencia, un templo aún en construcción que pronto se convertirá en el más grande del país.

Allí se celebró otra misa y diferentes actos para festejar la beatificación del sacerdote polaco.

Alegría de Benedicto XVI por la beatificación
En su intervención con ocasión del Ángelus dominical, pronunciado al término de la Eucaristía celebrada en el Palacio de los Deportes Eleftheria de Nicosia (Chipre) con ocasión de su visita a la isla mediterránea, el Pontífice tuvo un pensamiento particular hacia los fieles polacos.

«Envío un cordial saludo a la Iglesia en Polonia que se regocija hoy por la elevación a los altares del padre Jerzy Popiełuszko», afirmó.

«Su celoso servicio y su martirio son un signo especial de la victoria del bien sobre el mal. Que su ejemplo y su intercesión nutran el celo de los sacerdotes e inflame a los fieles con el amor».

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