Asesinado el 15 de septiembre de 1993 con un tiro en la nuca
Beatificación de un sacerdote asesinado por la mafia siciliana
Pino (Giuseppe) Puglisi, un sacerdote siciliano
conocido por su lucha contra el crimen organizado y asesinado por la
mafia en 1993, fue beatificado este sábado durante una ceremonia en
Palermo (Sicilia) en presencia de decenas de miles de personas. El
cardenal emérito de Palermo, monseñor Salvatore De Giorgi, representó al
papa Francisco durante esta ceremonia, a la que asistieron 40 obispos y
750 sacerdotes.
(AFP/InfoCatólica) «La beatificación de Don Puglisi es el regalo de Dios más esperado por toda la Sicilia. Al cumplirse 20 años de su asesinato, Don Puglisi sigue hablando. Habla aún más fuerte», afirmó el ex arzobispo de Palermo, citado por el Osservatore Romano.
El centro comunitario creado por Puglisi sigue siendo objeto de ataques. El mes pasado, el área donde será construida una iglesia en su honor fue quemada.
‘Don Pino’, sacerdote de San Gaetano en el barrio Brancaccio de Palermo, muy popular entre los jóvenes por su lenguaje directo, fue asesinado el 15 de septiembre de 1993, de un tiro en la nuca. «Los estaba esperando», habría dicho el sacerdote, con una sonrisa, antes de morir en el umbral de su casa.
Puglisi se esforzaba en alejar a los jóvenes del crimen organizado. El padre Pino Puglisi había explicado su lucha en nombre de la «verdad» del Evangelio: «Si Dios está de nuestro lado, ¿quién podrá estar en contra nuestro? No tengo miedo de morir, si lo que digo es la verdad».
Dos padrinos de la mafia, Filippo y Giuseppe Graviano, autores intelectuales del crimen, fueron condenados a cadena perpetua en 2001 y 1999, al igual que los autores materiales.
La lucha del cura de Brancaccio, apoyada por el arzobispo Salvatore Pappalardo, sirvió de ejemplo a otros sacerdotes de Calabria, en la región de Nápoles. «Hubo clérigos que se comprometieron con la mafia pero hay otros, como Puglisi, que la combatieron», declaró este sábado el alcalde de Palermo, Leoluca Orlando.
Para el obispo Vincenzo Bertolone, quien propuso la beatificación del sacerdote siciliano, «la mafia es una religión y no sólo un fenómeno criminal. No autoriza ninguna otra fe. Su mártir fue la señal de una ruptura definitiva entre el Biblia y el crimen organizado».
Unos meses antes de su muerte, Juan Pablo II, de visita a Agrigento (Sicilia), se había levantado contra el poder de Cosa Nostra, llamando a la mafia a arrepentirse y a los católicos a resistir. Asimismo, Benedicto XVI alentó esta lucha en 2010. Por su parte, el Papa Francisco, que recibió recientemente a los obispos de Sicilia, afirmó que los mafiosos están fuera de la Iglesia.
El centro comunitario creado por Puglisi sigue siendo objeto de ataques. El mes pasado, el área donde será construida una iglesia en su honor fue quemada.
‘Don Pino’, sacerdote de San Gaetano en el barrio Brancaccio de Palermo, muy popular entre los jóvenes por su lenguaje directo, fue asesinado el 15 de septiembre de 1993, de un tiro en la nuca. «Los estaba esperando», habría dicho el sacerdote, con una sonrisa, antes de morir en el umbral de su casa.
Puglisi se esforzaba en alejar a los jóvenes del crimen organizado. El padre Pino Puglisi había explicado su lucha en nombre de la «verdad» del Evangelio: «Si Dios está de nuestro lado, ¿quién podrá estar en contra nuestro? No tengo miedo de morir, si lo que digo es la verdad».
Dos padrinos de la mafia, Filippo y Giuseppe Graviano, autores intelectuales del crimen, fueron condenados a cadena perpetua en 2001 y 1999, al igual que los autores materiales.
La lucha del cura de Brancaccio, apoyada por el arzobispo Salvatore Pappalardo, sirvió de ejemplo a otros sacerdotes de Calabria, en la región de Nápoles. «Hubo clérigos que se comprometieron con la mafia pero hay otros, como Puglisi, que la combatieron», declaró este sábado el alcalde de Palermo, Leoluca Orlando.
Para el obispo Vincenzo Bertolone, quien propuso la beatificación del sacerdote siciliano, «la mafia es una religión y no sólo un fenómeno criminal. No autoriza ninguna otra fe. Su mártir fue la señal de una ruptura definitiva entre el Biblia y el crimen organizado».
Unos meses antes de su muerte, Juan Pablo II, de visita a Agrigento (Sicilia), se había levantado contra el poder de Cosa Nostra, llamando a la mafia a arrepentirse y a los católicos a resistir. Asimismo, Benedicto XVI alentó esta lucha en 2010. Por su parte, el Papa Francisco, que recibió recientemente a los obispos de Sicilia, afirmó que los mafiosos están fuera de la Iglesia.
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