7/12/13

Indigente toca el piano, sin conocimientos de música: «Padre, haz lo que quieras, es tu regalo»

«No sé cómo tocar música, pero me gusta lo que escucho en mi cabeza»

Indigente toca el piano, sin conocimientos de música: «Padre, haz lo que quieras, es tu regalo»

David Allen Welsh es un virtuoso del piano que toca en la ciudad norteamericana de Vancouver (en el Estado de Washington, cerca de Portland). Hasta ahí todo parece ser normal, pero si escarbamos en la historia de David se sale de lo habitual porque se trata de un sintecho que nunca ha recibido una clase de música y que cuando presiona las teclas del piano con sus desfigurados dedos por el frío no sabe qué nota está tocando.
7/12/13 11:56 AM | Imprimir | Enviar
(ForumLibertas/InfoCatólica) Mozart sorprendía de niño por sus dotes al piano sin tener a penas conocimientos musicales, Paco de Lucía arrancó su genio con la guitarra sin tener nociones de solfeo, pero David Allen Welsh es una persona que lleva media vida viviendo en la calle, viviendo a la intemperie, y a pesar de eso ha sorprendido a propios y extraños con sus dotes al piano. Quienes lo ven tocar se emocionan no sólo por la interpretación, sino por todo lo que conlleva ver a alguien que representa la parte oscura de nuestra sociedad, la que nadie quiere ver, la que a menudo molesta.
David, de 50 años, creció colándose en los trenes y revoloteando entre los refugios para desamparados de Iowa, Dakota del Norte y del Sur después de perder su casa a la edad de seis años. Tras instalarse en el noroeste del Pacífico, hace diez años, ha estado visitando de manera recurrente una tienda de artículos de segunda mano para tocar el piano que allí tienen, explica el Daily Mail en su edición digital.

«Me gusta lo que escucho en mi cabeza»

Welsh aprendió él solo a tocar gracias a los pianos que encontró en los refugios para sintecho que visitó durante toda su infancia. A pesar de emocionar hasta la lágrima a su audiencia, entusiastas de música clásica, David no sabe leer ni una sola nota.
«No sé cómo tocar música, pero me gusta lo que escucho en mi cabeza», explicó David a la ABC News. «A veces no sé ni qué tecla estoy tocando. Mis ojos están cerrados, sólo dejo que la música aflore», añadió.
David dice que compartir su don le ha ayudado en momentos difíciles. Explica que es como si sus dedos fueran movidos por un poder divino. «Mi costumbre es sentarme y cerrar los ojos. Luego digo, Padre, haz lo que quieras, es tu regalo».

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