3/5/10

El Papa ante la Sábana Santa

El Papa Benedicto XVI reza ante la Sábana Santa de Turín

El Papa compara la oscuridad del mundo contemporáneo con la del Sábado Santo

"Estoy aquí como sucesor de Pedro y llevo en mi corazón a toda la Iglesia"

"También nosotros tenemos que ver con esta oscuridad"

Redacción, 02 de mayo de 2010 a las 18:38
En el reino de la muerte resonó la voz de Dios, es decir, penetró el amor

El Papa Benedicto XVI visitó hoy la capital piamontesa, Turín, donde comparó la oscuridad del mundo contemporáneo con la del Sábado Santo, en la meditación ante la Sábana Santa o lienzo en el que según la tradición fue envuelto el cuerpo de Cristo y que se guarda en la catedral turinesa.

"Tras las dos guerras mundiales, los lager y los gulag, Hiroshima y Nagasaki, nuestra época se ha convertido siempre en mayor medida en un Sábado Santo", explicó en referencia a la oscuridad y a la muerte que vivió Jesús.

A las 17.30 hora local (15.30 GMT) el Santo Padre se trasladó a la Catedral de Turín para venerar la Sábana Santa o "Síndone" (del griego "sindon", mortaja) considerada una de las reliquias más famosas y discutidas de la Cristiandad, que mide 4,39 metros de largo y 1,15 de ancho.

En una bella meditación, el Papa reflexionó sobre el Sábado Santo, el tiempo de "gran silencio y soledad", cerca de día y medio, en que estuvo muerto Jesús y envuelto en esa sábana.

La ocultación de Dios ese tiempo "forma parte de la espiritualidad del hombre contemporáneo, de manera existencial, casi inconsciente como un vacío en el corazón" y ello hizo a Nietzsche escribir: "Dios ha muerto y nosotros lo hemos matado", dijo.

E hizo alusión a la desolación y oscuridad del siglo XX, que comparó con el Sábado Santo.

Sin embargo, en el Sábado Santo -explicó- sucedió lo impensable, en el reino de la muerte resonó la voz de Dios, es decir, penetró el amor.

Seguidamente el Papa subrayó cómo la Sábana Santa muestra que Aquel que "ha sido crucificado, que ha compartido nuestro sufrimiento (...) es Aquel que ha resucitado y nos quiere reunir a todos en su amor. Se trata de una esperanza estupenda, fuerte, sólida, porque, como dice el Apocalipsis: ‘(Dios) enjugará toda lágrima de sus ojos y no habrá más muerte ni luto ni lamentos ni afanes, porque las primeras cosas ya han pasado'"

"¿La sagrada Síndone no comunica tal vez el mismo mensaje? En ella vemos, como reflejados, nuestros afanes y sufrimientos en los sufrimientos de Cristo: ‘Passio Christi. Passio hominis'. Por lo mismo ella es un signo de esperanza: Cristo ha afrontado la Cruz para ponerle una barrera al mal, para hacer ver, en su Pascua, el anticipo de aquel momento en el que también para nosotros, toda lágrima será enjugada y no habrá más muerte, ni luto, ni lamento ni afán".

Luego de asegurar que solamente el amor de Dios es capaz de transformarlo todo, el Papa concluyó exhortando "con fuerza y con afecto, a seguir firmes en aquella fe que han recibido, que da sentido a la vida, que da fuerza de amar, a no perder nunca la luz de la esperanza en Cristo Resucitado, que es capaz de transformar la realidad y hacer nuevas todas las cosas, a vivir, en la ciudad, en los barrios, en las comunidades y en las familias, de modo simple y concreto el amor de Dios: ‘Como yo os he amado a vosotros, así ámense los unos a los otros'".

Reafirmando que en ese tiempo más allá del tiempo Jesús descendió a los infiernos, Benedicto XVI ha explicado que "Dios, hecho hombre, ha llegado al extremo de entrar en la soledad extrema y absoluta del hombre, donde no alcanza ningún rayo de amor, donde reina el abandono total sin palabra alguna de afecto: el infierno.

Todos hemos experimentado alguna vez una sensación espantosa de abandono, y lo que más miedo da de la muerte es precisamente esto. Como los niños tenemos miedo de estar solos y la sola presencia de alguien que nos ame nos conforta. Es esto lo que ocurrió el Sábado Santo: en el reino de la muerte resonó la voz de Dios. Y sucedió lo impensable: el Amor penetró en los infiernos: también en la oscuridad extrema de la soledad humana más absoluta podemos escuchar una voz que nos llama y encontrar una mano que nos conduce fuera".

La Sábana Santa fue restaurada en 2002, cuando le quitaron los parches que le colocaron las monjas clarisas de Chambery (Francia).

Benedicto XVI autorizó en 2009 la exposición a los fieles de la "Síndone" en 2010 como una ocasión "más que propicia para contemplar ese misterioso rostro, que silenciosamente habla al corazón de los hombres invitándoles a reconocerse en el rostro de Dios".

La última vez que se expuso al público fue en el Año 2000, con motivo del Año Santo.

De ella se tienen noticias desde 1353, cuando una tela de lino que supuestamente sirvió de mortaja a Cristo aparece en Lirey (Francia), llevada, presumiblemente, por los cruzados que estuvieron en Tierra Santa.

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