23/9/09

Pacto de Estado por la Educación

Rouco Varela, arzobispo de Madrid

El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, ha hablado en la pastoral de esta semana sobre el problema de la educación, afirmando que "no es extraño que se haya dado de nuevo voz a la propuesta del "Pacto Escolar", que tantas y tan repetidas veces ha sido invocado en las tres últimas décadas de historia contemporánea de España por las más variadas y autorizadas instancias de la sociedad y del Estado. Los Obispos españoles y las organizaciones católicas de la enseñanza abogaron por él en toda ocasión".

Con motivo del comienzo del curso escolar, el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, ha reflexionado en su habitual carta semanal sobre el problema de la educación, tan de actualidad en estos días, señalando que se "plantea en la opinión pública como uno de los que más hondamente afectan al bien de las personas, de las familias y de la propia sociedad".

"La preocupación por el presente y el futuro de la enseñanza en España, apunta, es compartida igualmente por todos los que intervienen en el proceso educativo. La inquietud ha llegado a toda la sociedad".

No es extraño, señala, que "ante la variopinta multiplicidad de los planteamientos del problema, tan crucial para el bien común de toda la sociedad, se haya dado de nuevo voz a la propuesta del "Pacto Escolar", que tantas y tan repetidas veces ha sido invocado en las tres últimas décadas de historia contemporánea de España por las más variadas y autorizadas instancias de la sociedad y del Estado. Los Obispos españoles y las organizaciones católicas de la enseñanza abogaron por él en toda ocasión".

Para el Cardenal, "si no se tiene claro que ‘la verdadera educación persigue la formación de la persona humana en orden a su fin último y, al mismo tiempo, al bien de las sociedades, de las que el hombre es miembro y en cuyas obligaciones participaría una vez llegado a adulto' (GE,1), difícilmente se encontrarán caminos despejados de salida para la actual coyuntura, tan crítica, por la que atraviesa lo que en España tradicionalmente hemos llamado ‘la escuela'".

Claridad que sólo se consigue "en plenitud cuando se reconoce toda la densidad del ser y del existir corporal-espiritual que es propio del hombre y que lo define en ultimidad como criatura y con vocación de hijo de Dios. En una palabra, cuando se parte en el proyecto educativo de su vocación trascendente. El marco jurídico vigente -el del artículo 27 de la Constitución Española- ofrece un campo suficientemente delimitado y seguro para abordar con responsabilidad las soluciones justas y acertadas de esta cuestión básica".

"'La cuestión educativa' es, en último término, un asunto que tiene que ver primariamente con ese don que ilumina y ennoblece no sólo la mente y la razón sino también la libertad y el corazón del hombre y que se llama Sabiduría: ¡Sabiduría de la verdad y de la vida! Y, naturalmente, con la capacidad de saber acogerlo", afirma.

Concluye poniendo su confianza en la Virgen María para afrontar "el gran reto de una verdadera renovación de la enseñanza en España: renovación fundada en el conocimiento profundo y completo del hombre y en el reconocimiento y cuidado de la dignidad de cada niño y de cada joven. Pues, en definitiva, la auténtica educación es obra de la Sabiduría.

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