1/10/10

Rouco quiere cargarse la Pontificia

La Universidad Pontificia (=Ponti) me dijo “adios” por dos veces (1984 y 2003). Ahora le digo yo “adios”, con gran pena, pues, según parece, dejará de existir como ha sido, y es una lástima y una pérdida para la Iglesia y para la Cultura española.

La Ponti nació tras la guerra (1940), como centro de estudios eclesiásticos de la Iglesia Española, con los valores y limitaciones del tiempo y circunstancia. Al filo del año 1969/1970 fue recreada, tras una Visita Apostólica, en la línea del Vaticano II, por obra de líderes significativos, entre ellos el Dr. Rouco (hoy Obispo de Madrid, Cardenal y Presidente de la CEE). Se convirtió en Universidad abierta al pensamiento (filosofía, sociología, psicología, ciencias de la educación, ciencias de la información…), con gran autonomía y democracia interna, reflejana en sus estatutos.

Así ha pervivido durante cuarenta años. Quizá otras universidades “católicas”, vinculadas a prestigiosas instituciones de educación y pastoral, como las de Deusto y Comillas (SJ), Navarra (Opus Dei), CEU (Propagandistas de Madrid) y San Antonio de Murcia (Kikos) han podido tener más éxito externo, pero la Ponti se ha venido manteniendo como ejemplo de equilibrio entre la “libertad interna” (consejos de facultad, claustros generales etc) y la fidelidad a la Iglesia de España, su “patrona”. Pero han cambiado las circunstancias, el equilibrio ha terminado, manda Rouco (presidente de la CEE) y está dispuesto a que se note, como parecen indicar sus dos “jugadas”.

Primera Jugada.

El Dr. Rouco, utilizando la letra pequeña del Código, la astucia administrativa y el poder casi omnímodo que le da su cargo, se ha “cargado” la democracia de la Pontificia, consiguiendo el poder para nombrar al Rector, puenteando así a la Ponti con su Claustro (formado como es tradición salmantina por profesores, directivos y estudiantes). Éste es el cambio que ha sido publicado por la prensa:

«El nuevo Rector de la Universidad Pontificia será elegido por la Conferencia Episcopal Española (CEE) y nombrado por la Congregación para la Educación Católica de la Santa Sede. Este relevo, decidido por el Comité Ejecutivo de la CEE, se realizará de acuerdo a los nuevos estatutos de la Pontificia, que ha aprobado el Vaticano y que modifican el proceso de elección del rector, según informó ayer el Dr. Arranz (Actual Rector) a la Junta Plenaria de Gobierno de la Universidad.

Las modificaciones más importantes se encuentran en el artículo 12, referido al nombramiento del rector y cuyo texto dice que “el rector es elegido por la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española de entre los candidatos propuestos por el Gran Canciller y nombrado por la Congregación para la Educación Católica”.

Hasta la fecha, las distintas facultades y centros de la Pontificia proponían cada una a dos candidatos, al menos uno de ellos ajeno al centro que aportaba su nombre, y después se elaboraba la terna para que la Conferencia Episcopal finalmente decidiese el nombre del rector, que debe ser un catedrático con al menos cinco años de antigüedad en este cargo. El visto bueno a esta reforma, que el rector también comunicó a toda la comunidad universitaria, se efectuó mediante decreto el día 30 de julio y fue notificado al Gran Canciller, el obispo de Salamanca, monseñor Carlos López Hernández, el pasado día 7 de septiembre». (Tribuna de Salamanca 23/09/2010

)».

El cambio se ha tramado en las “altas esferas” con nocturnidad, es decir, en tiempo de “cerrado por verano” (la firma es del 30 de julio, acabado el curso; la comunicación privada es el 7 de setiembre… y la comunicación pública el 22 de setiembre), sin capacidad de réplica. Ésta ha sido la “primera jugada”. Rouco ha logrado imponer su criterio, de forma “secreta” y legal, pero en contra de los principios democráticos que habían regido en la Universidad Pontificia (y de la gran mayoría de sus profesores). Ha sido un Golpe de Estado, firmado por el Vaticano. ¿Con qué fin?

Aquí entra la Segunda Jugada

No está claro lo que quiere Rouco (aunque algunos “amigos” piensan que lo sabe). Es posible que él espere la reacción de la Comunidad Universitaria, antes de mover la nueva ficha (de nombrar nuevo rector y de marcarle directrices). Pero todo nos permite suponer que esta segunda jugada hay tres opciones.

1) Los más benévolos

piensan que Rouco quiere potenciar la Universidad de la Iglesia Española, apareciendo así como un nuevo Cardenal Cisneros, que fundó la Complutense. El viejo Cardenal, que mandaba de hecho en Castilla, no pudo imponer sus criterios a Salamanca (la Vieja); por eso fundó la Nueva Universidad humanista Alcalá. También Rouco, impresionado por la “vejez” de la Universidad Pontificia de Salamanca querría crear la Nueva Alcalá, es decir, la Gran Universidad Católica de España, manteniendo quizá el nombre de Salamanca (con sus edificios históricos), pero llevando su centro Madrid (con San Dámaso, y el Seminario de Toledo).

El nuevo rector de la Ponti de Salamanca se convertiría así en rector de la nueva Salamanca-Madrid (o Madrid-Salamanca). El Campus de Salamanca (incomparlabe Clerecía) seguiría siendo el Centro Histórico, con algunas facultades bien controladas por la Sede Real de Madrid. De esa manera, Rouco no tendría necesidad de crear la nueva Universidad Católica de Madrid (todos dicen que el Vaticano se lo ha negado, por falta de garantía académicas). No ha podido tener “su” universidad; pero tiene poder para “tomar” la vieja (la histórica Ponti de Salamanca) y para recrearla a su imagen y semejanza, con su nuevo rector, puesto a dedo, imponiendo sus reformas en las viejas facultades de la ciudad del Tormes, y poniendo en el centro de la nueva universidad sus facultades centrales de Madrid y Toledo.

Así podría convertirse en nuevo Cisneros de la Cultura Católica Hispana (pero sin Biblia Complutense, y sin el gran “humanismo” de Cisneros). Sería el creador de la Gran Universidad Católica de Salamanca/Madrid, controlada por sus validos (y por los validos de sus sucesores), en una línea ortodoxa, sin las veleidades democráticas y las autonomías de la vieja Universidad Pontificia de Salamanca (que él contribuyó a crear en sus tiempos jóvenes, llenos de respeto al diálogo entre diversos valore humanos y cristianos).

2) Los un poco menos benévolos

piensan la segunda jugada de Rouco consistirá tan sólo en someter y poner en cintura a los díscolos salmantinos, que son pocos (no han crecido como Navarra y Comillas) y encima juegan a demócratas e independientes, sin tener en cuenta la directrices superiores de la jerarquía (los nuevos aires del Vaticano y de la CEE). Algunos piensan que es hora de cortar los excesos, los riesgos de heterodoxia y de secularismo… Sólo un rector piadoso y duro, impuesto desde arriba, fiel a Roma y a Añastro (el Añastro de Rouco) podría imponer el orden en una Universidad con preensione de libertad, como la Ponti de Salamanca.

Evidentemente, Rouco cuenta con una poderosa “quinta columna” con los de profesores (algunos jubilados o eméritos, otros en activo) de la Ponti, que no han visto con buenos ojos su trayectoria. Se dan nombres y apellidos, pero no es leal ponerlos aquí por escrito, y por otra parte resultan bien conocidos. Son éstos algunos de los profesores que han perdido el influjo que querían tener, o la autoridad que deseaban… y que no pudiendo tomar el poder por medios democráticos han apelado al Varicano y han logrado un “golpe de Estado”, de manera que Rouco podrá nombrar (nombrará) un Rector a su gusto.

Se barajan ya nombres del que será el nuevo Rector (que no tiene que cumplir los requisitos antes exigidos), un Comisario, que organizará la Universidad desde arriba, según el criterio de los que le mandan, para que profesores y estudiantes piensen lo que se debe pensar, y hagan lo que se debe hacer, no lo que ellos crean en conciencia. Es posible que Rouco no tenga prisa, pues, estando la cosas como están, el Rector actual no podrá introducir ya cambios, y es bueno dejar que pasen unos meses para ver cómo y dónde se van colocando las fichas.

3) Tercera posibilidad, los más malévolos.

Hay algunos que piensan y me han dicho que las cosas son mucho más sencillas. Rouco no ha podido ser un nuevo Cisneros y crear la gran Universidad del entorno de Madrid (como fue Alcalá), porque no se lo han dejado en Roma. Ahora quiere simplemente meter en cintura a los díscolos salmantinos y, quizá, incluso cargarse a la Ponti; bastará con seguir buscando en la letra pequeña y quitarle los pocos dineros que le asigna.

Así, los más malévolos (cuyos nombre tampoco quiero dar) piensan que Rouco nombrará nombrarán a un Rector capaz de decapitar la Universidad del Episcopado Español… Personalmente, conociendo a Rouco y conociendo mucho más la Ponti, me parece que esta última jugada es improbable, pero “cousas mais raras veredes”, decía un amigo gallego, de las tierras del Cardenal Rouco

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