Audiencia general del miércoles 9 de octubre
El Santo Padre ha dedicado la catequesis de la
audiencia general de los miércoles a la catolicidad y al concepto de ser
católico. Además, en los saludos en diversas lenguas al final de la
catequesis, el Papa se ha dirigido con afecto especial a los obispos de
la Iglesia de tradición alejandrina de Etiopía y Eritrea, reiterando que
estaba muy cerca de ellos «en la oración y el dolor por los tantos
hijos de su tierra que han perdido la vida en la tragedia de Lampedusa».
(VIS) En primer lugar, ha explicado el Santo Padre,
«la Iglesia es católica porque es el espacio, la casa en donde se
anuncia toda la fe, en donde la salvación que nos ha traído Cristo se
nos ofrece a todos. En la Iglesia, cada uno de nosotros encuentra todo lo necesario para creer, para vivir como cristiano, para llegar a ser santo, para caminar por cualquier parte y cualquier época».
«La Iglesia es católica porque es universal, está esparcida por todo el mundo y anuncia el Evangelio a todos los hombres y mujeres... no es un grupo de élite, no es solo para unos pocos... no está cerrada, está destinada a toda la humanidad. Toda la Iglesia está presente incluso en las partes más pequeñas de esta humanidad».
Al finalizar, el Papa ha pedido a los 60.000 peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, que viviesen esta armonía, aceptando la diversidad. «La vida de la Iglesia es variedad ha dicho y cuando queremos uniformarla, mermamos los dones del Espíritu Santo... Recémosle para que nos haga cada vez más católicos».
«La Iglesia es católica porque es universal, está esparcida por todo el mundo y anuncia el Evangelio a todos los hombres y mujeres... no es un grupo de élite, no es solo para unos pocos... no está cerrada, está destinada a toda la humanidad. Toda la Iglesia está presente incluso en las partes más pequeñas de esta humanidad».
Sinfonía eclesial
Como tercer significado de catolicidad, el Papa ha reiterado que «la Iglesia es católica porque es la casa de la armonía donde unidad y diversidad saben conjugarse para transformarse en riquezas». El Santo Padre ha utilizado la imagen de una sinfonía y de los diferentes instrumentos que la interpretan. Cada uno con su timbre inconfundible y sus propias características guiados por un director. Así todos tocan juntos en armonía, y no se anula el timbre de ningún instrumento, es más, se valoriza al máximo la peculiaridad de cada uno de ellos. La Iglesia es como una gran orquesta. «No somos todos iguales y no debemos ser iguales ha subrayado. Cada uno ofrece lo que Dios le ha dado».Al finalizar, el Papa ha pedido a los 60.000 peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, que viviesen esta armonía, aceptando la diversidad. «La vida de la Iglesia es variedad ha dicho y cuando queremos uniformarla, mermamos los dones del Espíritu Santo... Recémosle para que nos haga cada vez más católicos».
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