La protección de los menores, una de las principales prioridades de la Iglesia
El Papa escoge a una víctima y al arzobispo de Boston para formar parte de la comisión contra la pederastia
El Papa Francisco ha elegido a los ocho primeros
integrantes de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores,
cuatro hombres y cuatro mujeres, entre los que destaca la presencia de
la irlandesa Marie Collins, activista contra los abusos que ella misma
sufrió cuando tenía 13 años, el cardenal arzobispo de Boston, Seán
Patrick O’Malley, y el sacerdote argentino Humberto Miguel Yáñez.
(EP/InfoCatólica) También forman parte de la
Comisión la profesora de Psiquiatría británica Sheila Hollins, el
profesor italiano Claudio Papale, la ex primera ministra polaca y ex
embajadora ante el Vaticano Hanna Suchocka, el sacerdote alemán Hans
Zollner, jesuita como Yáñez, y la francesa Catherine Bonnet.
El Vaticano ya anunció el pasado mes de diciembre la creación de esta comisión, cuyo objetivo será asesorar a la Iglesia sobre cómo proteger mejor a los menores de posibles abusos, proponer iniciativas para la formación del clero y expulsar de sus filas a los pederastas.
Ahora explica que los ocho miembros de la Comisión tendrán como «tarea principal» la de «preparar los estatutos de la Comisión en los que se determinarán sus competencias y funciones», según un comunicado oficial del Vaticano. Los ocho miembros iniciales serán además los encargados de proponer a los demás integrantes del grupo.
«El Papa Francisco deja claro que la Iglesia debe tener la protección de los menores entre una de sus principales prioridades y con la iniciativa adoptada hoy el Papa ha indicado los nombres de personalidades altamente cualificadas y conocidas por su compromiso en esta cuestión», explica el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, en la nota. Lombardi destaca que «la Iglesia debe desempeñar un papel crucial en este campo y mira al futuro sin olvidar el pasado».
La Comisión adoptará un enfoque «múltiple» para fomentar la protección de los menores. «Comprenderá la educación para prevenir la explotación de los niños, el procedimiento penal sobre los delitos contra menores, los deberes y responsabilidades civiles y canónicas y el desarrollo de las mejores prácticas identificados y desarrollados en la sociedad», indica Lombardi.
El portavoz del Vaticano ha destacado la presencia en la comisión del cardenal O’Malley, máximo responsable de la diócesis donde surgieron los primeros escándalos en Estados Unidos, y la de Marie Collins, quien «ha sufrido en carne propia la violencia».
El Vaticano ya anunció el pasado mes de diciembre la creación de esta comisión, cuyo objetivo será asesorar a la Iglesia sobre cómo proteger mejor a los menores de posibles abusos, proponer iniciativas para la formación del clero y expulsar de sus filas a los pederastas.
Ahora explica que los ocho miembros de la Comisión tendrán como «tarea principal» la de «preparar los estatutos de la Comisión en los que se determinarán sus competencias y funciones», según un comunicado oficial del Vaticano. Los ocho miembros iniciales serán además los encargados de proponer a los demás integrantes del grupo.
«El Papa Francisco deja claro que la Iglesia debe tener la protección de los menores entre una de sus principales prioridades y con la iniciativa adoptada hoy el Papa ha indicado los nombres de personalidades altamente cualificadas y conocidas por su compromiso en esta cuestión», explica el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, en la nota. Lombardi destaca que «la Iglesia debe desempeñar un papel crucial en este campo y mira al futuro sin olvidar el pasado».
La Comisión adoptará un enfoque «múltiple» para fomentar la protección de los menores. «Comprenderá la educación para prevenir la explotación de los niños, el procedimiento penal sobre los delitos contra menores, los deberes y responsabilidades civiles y canónicas y el desarrollo de las mejores prácticas identificados y desarrollados en la sociedad», indica Lombardi.
El portavoz del Vaticano ha destacado la presencia en la comisión del cardenal O’Malley, máximo responsable de la diócesis donde surgieron los primeros escándalos en Estados Unidos, y la de Marie Collins, quien «ha sufrido en carne propia la violencia».
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