Discurso de despedida como presidente de la CEE
Cardenal Rouco: «la gran tarea pendiente es la tarea de la misión, la tarea de la nueva evangelización»
El cardenal Antonio María Rouco Varela inauguró
este mediodía su última Asamblea Plenaria como presidente de la
Conferencia Episcopal Española haciendo un balance de la labor de esta
institución eclesiástica desde su creación en 1966 y reflexionado sobre
sus desafíos futuros. El mayor de todos, la tarea de evangelizar de
nuevo España siguiendo las líneas marcadas por el papa Francisco.
(EP/InfoCatólica) Además ha dejado una pregunta para
los obispos de la CEE: «¿Será conveniente renovar de nuevo los
Estatutos en la línea de una mayor participación de todos sus
miembros?». El cardenal y arzobispo de Madrid ha afirmado que la CEE deberá «avanzar en su organización interna y en la eficacia del servicio que presta». En todo caso, ha precisado que la «gran» tarea pendiente es la de la misión y nueva evangelización y ha explicado que el Papa Francisco les dio «pistas sugerentes y valiosas» de cómo hacerlo durante la Visita Ad Limina.
En esta línea, ha hecho un repaso a los casi 50 años de vida de la CEE y, de cara al futuro, ha asegurado que los obispos no ahorrarán esfuerzos para abrir nuevos caminos al Evangelio en medio de una situación cultural actual «que se puede calificar de postcristiana».
No obstante, ha admitido que «la situación no es fácil» porque la sociedad española sufre «el envejecimiento alarmante de la sociedad, con el matrimonio y la familia atravesando una crisis profunda» y «la cultura disgregadora y materialista del tener y disfrutar»
También ha mostrado su preocupación por la situación de los inmigrantes y de las clases medias afectadas por la crisis; por los «graves problemas de identidad» en la nación española, «amenazada por posibles rupturas insolidarias» y por el «nivel intelectual» del discurso público, «más bien pobre» y «afectado por el relativismo y el emotivismo».
Todo ello, según ha apuntado, «configura una situación cultural que bien se puede calificar de 'postcristiana'». Aunque también ha señalado que hay «muchos signos para la esperanza» con una nueva generación de sacerdotes y de laicos, con familias y jóvenes cristianos comprometidos y con muchos abuelos que son «verdaderos apóstoles».
Por ello, ha asegurado que los obispos españoles «no ahorrarán esfuerzos para abrir nuevos caminos al Evangelio, como quiere el Papa, en un verdadero estado de misión permanente».
Así, ha recordado que en los últimos años, «ante la agudización de la crisis social, y sobre todo legal, de la institución matrimonial y de la familia», la CEE «ha dejado oír su voz en diversas ocasiones con el debido respeto y con la necesaria claridad» así como a través del documento de 2012 La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar.
En cuanto a la tutela del derecho a la vida que, según ha precisado, «se ha enfrentado en los últimos años a nuevos desafíos, tanto en los comienzos de la existencia como en los finales de la misma» y, por ello, han publicado documentos como Algunas orientaciones sobre la ilicitud de la reproducción humana artificial y sobre las prácticas injustas autorizadas por la Ley que la regulará en España, de 2006, y otros sobre la regulación del aborto y del proceso final de la vida.
Desde entonces, según ha señalado, la Iglesia española ha acompañado a la sociedad con sus reflexiones como en el momento de votar en el referendum sobre la Constitución, cuando recordaron el deber de hacerlo. Igualmente, ha recordado los desarrollos legales, que «no fueron fáciles» pues «la legislación que habría de tutelar el derecho de todos a la vida, la estabilidad del matrimonio y la educación según el principio de subsidariedad, que creó problemas que subsisten de uno otro modo hasta hoy mismo».
En este sentido, ha concretado que la Conferencia Episcopal, según ha concretado, «sin entrar nunca en debates de política de partido, defendió siempre la adecuada tutela de los derechos humanos, no confundiendo el orden moral con el orden legal, pero denunciando que ambos órdenes transitaran por caminos divergentes».
El arzobispo de Madrid también se ha referido a los años 80 y 90, cuando, «el modo de vida de la sociedad, en particular, en sus dimensiones políticas, padeció una secularización creciente», cuyas causas, a su juicio, «están todavía por analizar con el cuidado que merece un hecho tan perturbador de la vida de las personas y del pueblo».
Con este fin, ha recordado que la Asamblea Plenaria de noviembre de 2002 publicó la instrucción pastoral titulada Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias en la que identificaron «un cierto nacionalismo totalitario como matriz ideológica del terrorismo de ETA».
En esta línea, ha hecho un repaso a los casi 50 años de vida de la CEE y, de cara al futuro, ha asegurado que los obispos no ahorrarán esfuerzos para abrir nuevos caminos al Evangelio en medio de una situación cultural actual «que se puede calificar de postcristiana».
No obstante, ha admitido que «la situación no es fácil» porque la sociedad española sufre «el envejecimiento alarmante de la sociedad, con el matrimonio y la familia atravesando una crisis profunda» y «la cultura disgregadora y materialista del tener y disfrutar»
También ha mostrado su preocupación por la situación de los inmigrantes y de las clases medias afectadas por la crisis; por los «graves problemas de identidad» en la nación española, «amenazada por posibles rupturas insolidarias» y por el «nivel intelectual» del discurso público, «más bien pobre» y «afectado por el relativismo y el emotivismo».
Todo ello, según ha apuntado, «configura una situación cultural que bien se puede calificar de 'postcristiana'». Aunque también ha señalado que hay «muchos signos para la esperanza» con una nueva generación de sacerdotes y de laicos, con familias y jóvenes cristianos comprometidos y con muchos abuelos que son «verdaderos apóstoles».
Por ello, ha asegurado que los obispos españoles «no ahorrarán esfuerzos para abrir nuevos caminos al Evangelio, como quiere el Papa, en un verdadero estado de misión permanente».
Repaso a la historia de la CEE
Tras encomendar a la misericordia de Dios a los fallecidos en el atentado terrorista cometido hoy hace diez años en Madrid y pedir al Señor que cure las heridas morales de las familias y conceda a todos la paz, el cardenal Rouco Varela ha hecho un repaso a estos casi 50 años de vida de la CEE. Concretamente, se ha referido a las intervenciones de los obispos ante cuestiones como el matrimonio, la familia, la escuela y la tutela de la vida humana y ha puntualizado que cuando se han pronunciado sobre estos temas no lo han hecho para reivindicar ningún privilegio para la Iglesia sino para «colaborar a la justa ordenación de la vida social y a la tutela adecuada de los derechos fundamentales».Así, ha recordado que en los últimos años, «ante la agudización de la crisis social, y sobre todo legal, de la institución matrimonial y de la familia», la CEE «ha dejado oír su voz en diversas ocasiones con el debido respeto y con la necesaria claridad» así como a través del documento de 2012 La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar.
Por la educación católica y el derecho a la vida
También, según ha indicado, se han pronunciado sobre la educación pues consideran que «el Estado ha de velar para que todos tengan acceso a la educación y por la calidad de la misma pero no puede sustituir a la familia ni a la sociedad en la tarea educativa». De hecho, ha defendido que la escuela católica, «que sufre las dificultades propias de la crisis de la fe, sigue siendo un instrumento básico de ayuda a las familias católicas e incluso no católicas».En cuanto a la tutela del derecho a la vida que, según ha precisado, «se ha enfrentado en los últimos años a nuevos desafíos, tanto en los comienzos de la existencia como en los finales de la misma» y, por ello, han publicado documentos como Algunas orientaciones sobre la ilicitud de la reproducción humana artificial y sobre las prácticas injustas autorizadas por la Ley que la regulará en España, de 2006, y otros sobre la regulación del aborto y del proceso final de la vida.
Desafíos del Estado laico
Durante su alocución, el cardenal también se ha remontado a los comienzos, cuando las enseñanzas del Concilio Vaticano II unidas a razones de orden social y político impulsaron a los obispos a unirse más para responder a los «desafíos planteados por el Estado laico y por un orden sociopolítico frecuentemente perturbado».Desde entonces, según ha señalado, la Iglesia española ha acompañado a la sociedad con sus reflexiones como en el momento de votar en el referendum sobre la Constitución, cuando recordaron el deber de hacerlo. Igualmente, ha recordado los desarrollos legales, que «no fueron fáciles» pues «la legislación que habría de tutelar el derecho de todos a la vida, la estabilidad del matrimonio y la educación según el principio de subsidariedad, que creó problemas que subsisten de uno otro modo hasta hoy mismo».
En este sentido, ha concretado que la Conferencia Episcopal, según ha concretado, «sin entrar nunca en debates de política de partido, defendió siempre la adecuada tutela de los derechos humanos, no confundiendo el orden moral con el orden legal, pero denunciando que ambos órdenes transitaran por caminos divergentes».
El arzobispo de Madrid también se ha referido a los años 80 y 90, cuando, «el modo de vida de la sociedad, en particular, en sus dimensiones políticas, padeció una secularización creciente», cuyas causas, a su juicio, «están todavía por analizar con el cuidado que merece un hecho tan perturbador de la vida de las personas y del pueblo».
Contra el terrorismo
Rouco ha añadido que ya en el nuevo siglo XXI, la CEE abordó uno de los problemas que «seguían pendientes de solución» como era el terrorismo. «Teníamos pendiente una especie de deuda pastoral que era necesario saldar ante nuestra sociedad, que con razón pedía a los pastores de la Iglesia una mayor clarificación acerca del fenómeno del terrorismo, como ineludible aportación a la paz social y a la justicia para con las víctimas», ha señalado.Con este fin, ha recordado que la Asamblea Plenaria de noviembre de 2002 publicó la instrucción pastoral titulada Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias en la que identificaron «un cierto nacionalismo totalitario como matriz ideológica del terrorismo de ETA».
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