Vía libre de los teólogos al “santo subito” del Papa Wojtyla
La causa de beatificación de Juan Pablo II da otro paso adelante. Ayer, día 30 de junio, se celebró en el Vaticano la segunda reunión de los consultores teólogos encargados de estudiar la “Positio”, es decir los documentos y testimonios sobre el Pontífice desaparecido en 2005. Y su dictamen ha sido positivo, aunque dos de los ocho expertos mantuvieron sus reservas y, por lo tanto, la aprobación se realizó por mayoría y no por unanimidad.
Ahora, todos los documentos se pasarán a los cardenales y obispos miembros de la Congregación para la Cusas de los Santos que, después del verano, se reunirán para examinar las “virtudes heroicas” del Papa Wojtyla.
Hasta ahora, el iter de la causa no ha sido fácil. Como ya anunciamos, la primera reunión de los teólogos, celebrada el pasado día 13 de mayo, concluyó sin acuerdo y dos de los expertos emitieron un juicio suspensivo. Ninguno de ellos duda de la santidad personal de Wojtyla. Sus críticas estaban dirigidas a la “positio” y, en la mayoría de los casos, tenían que ver con la ausencia de algunos documentos y con las contradicciones de algunos testimonios.
Por ejemplo, respecto al famoso beso que Juan pablo II dio al Corán, atestiguado por una fotografía repetidamente publicada y que, sin embargo, el secretario del papa, hoy cardenal Stanislas Dziwisz, desmintió.
Nunca estuvo, pues, en entredicho la santidad de Wojtyla, sino el recorrido y los datos del proceso, que comenzó derogando el plazo de cinco años previstos desde la muerte del candidato a los altares. Una derogación aprobada por Benedicto XVI.
Un proceso el del papa Wojtyla que, a pesar del “pressing” insistente de influyentes lobbies polacos, ansiosos de ver a Wojtyla beato e, incluso, “santo subito”, está siguiendo los procedimientos previstos.
La Postulación de la causa respondió por escrito a las objeciones planteadas, citando, por ejemplo, el reciente libro de Gianluigi Nuzzi, titulado ‘Vaticano Spa’, dedicado a determinadas iniciativas poco transparentes del IOR, como ejemplo del hecho de que Juan Pablo II, apenas informado de lo que estaba sucediendo, había obligado a dimitir al prelado implicado en los hechos.
La objeción de fondo se dirige, sin embargo, contra el conjunto del aparato probatorio. Según los expertos que muestran mayores reticencias, no se consultaron documentos de los archivos vaticanos y, al parecer, el propio cardenal Dziwisz, ejecutor testamentario del papa Wojtyla, no habría puesto a disposición de la causa todas las cartas papales que mantiene en su poder.
Está claro que, si se decidiese enmarcar históricamente la biografía de Juan Pablo II, consultando la documentación disponible, como se está haciendo o se hizo en el caso de los demás papas candidatos a los altares, la causa sufriría una considerable ralentización y no podría realizarse la beatificación en 2010.
Una vez conseguida la luz verde de la mayoría de los expertos y anotadas las objeciones de algunos de los teólogos, ahora la palabra pasa a los cardenales y obispos del consejo de la “fábrica de los santos”. Cada uno de ellos recibirá la “Positio” e, incluso, las “votaciones particulares” argumentados de los teólogos, para poder estudiarlos.
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