El ladrón fue un vecino que vivía cerca de la casa parroquial
La Guardia Civil demuestra que el cura de Ponteareas no robó nada y deja en evidencia a los fieles que le acusaron
Un vecino con antecedentes penales que vivía a escasos metros de la casa parroquial. Ese fue supuestamente el autor del robo del siglo en Ponteareas, que causó la desaparición de las joyas de la parroquia de Padróns y el enfrentamiento más mediático de la historia entre vecinos e Iglesia. La Guardia Civil puso fin a la polémica que hace ocho meses llevó a los feligreses a negarse a asistir a la misas oficiadas por Jesús Carrera.
(La Voz de Galicia) Muchos lo implicaban en la desaparición del patrimonio de la Virgen, por lo que se organizaron manifestaciones y protestas. La presión para que abandonara los oficios en la zona tuvo su efecto el pasado mes de mayo, durante las fiestas patronales.
Sin embargo, el implicado era otro, José Manuel Martínez Fernández, de 47 años y natural de Ribadetea, y que vive a escasos metros de la casa parroquial en la que se produjo el robo. La investigación abierta por los agentes concluyó el jueves con su detención, y ayer pasó a disposición del Juzgado de Instrucción número 3 de Ponteareas.
Más robos
En ese tiempo se realizó un registro de su vivienda, en la que se encontró un televisor, un órgano electrónico y diversas joyas donadas por los feligreses de Ribadetea y de Padróns. Según las primeras pesquisas, los objetos hallados proceden también de otros robos, por lo que no se descarta que se le puedan imputar más delitos e incluso que haya más personas implicadas. El detenido quedó en libertad con cargos, con obligación de comparecer en los juzgados los días 1 y 15 de cada mes.
“Estamos muy contentos con que hayan detenido al responsable, pero seguimos manteniendo que no lo queremos como párroco, por la actitud que tuvo despectiva con los vecinos mientras intentaron averiguar qué había pasado”, apuntaron desde la asociación vecinal de Padróns, que desde hace dos meses tiene un cura temporal mientras el Obispado, que siempre defendió la inocencia del religioso, envía un sustituto. En la limítrofe parroquia de Ribadetea, Carrera mantuvo sus oficios hasta el pasado 31 de julio, a la espera de que en este mes llegara a la zona otro compañero que tomara las riendas de la iglesia.
“É unha pena como foron as cousas, aquí non sabemos quen oficiará este domingo”, afirmó ayer una feligresa, que defendía la inocencia de Carrera recordando que también perdió sus objetos personales. Así lo afirmó en la denuncia que presentó días después de los hechos, el 22 de noviembre del año pasado. El escrito activó la actuación del área de investigación de Ponteareas, que tomó declaración a numerosas personas en estos meses y realizó un dispositivo especial de vigilancia en todo el municipio.
No fue el único trabajo que tuvieron, en medio de la polémica, las misas televisadas y las protestas. Hubo otras denuncias de por medio, como la que cursó el párroco contra la asociación vecinal de San Salvador de Padróns acusándola de “coaccionar” a los feligreses.
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