Esta mañana, Solemne Misa de Clausura del Año Sacerdotal
El Papa llama a los sacerdotes a la oración humilde y la santidad de vida
Unos quince mil sacerdotes de todo el mundo asistieron anoche en el Vaticano a una vigilia presidida por el Papa con motivo de la conclusión, mañana, del Año Sacerdotal. En el multitudinario encuentro, que se realizó en la Plaza de San Pedro desde las 21.30 hasta las 23.15, Benedicto XVI explicó que para suscitar santas vocaciones al sacerdocio es necesario la oración perseverante y el testimonio ardoroso del amor por Cristo y la Iglesia que muestre la belleza de esta llamada. «Esto es lo primero: rezar con humildad, confianza e insistencia por las vocaciones tocando el corazón de Dios para que nos dé sacerdotes», dijo el Papa.
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- Misa de clausura del Año Sacerdotal. Transmisión en directo a las 10.00 a.m. en Radio María y en EWTN
(Agencias/InfoCatólica) La Vigilia de oración fue la preparación de la jornada de hoy, en la que el Papa oficiará una misa solemne en la plaza de San Pedro. El Papa fue acogido por los miles de sacerdotes, a los que se unieron miles de monjas y de seglares, con la canción Tu eres Pedro.
Al comienzo de la Vigilia, el cardenal brasileño Claudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero, dijo que este Año Sacerdotal ha servido para promover “el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para un más fuertes e incisivo testimonio evangélico en el mundo actual”. El arzobispo italiano Mauro Pianceza, secretario de dicha Congregación, dijo que los sacerdotes están llamados a la santidad, “que ve en la virginidad y en la pureza y en la auténtica docilidad y obediencia dos elementos constitutivos”. Una familia alemana con seis hijos, un diácono, un sacerdote argentino, un cura anciano, un párroco de Hollywood, una religiosa de clausura, narraron sus experiencias de vida.
Diálogo del Papa con los sacerdotes
Durante la Vigilia, y tras la lectura de la Palabra de Dios, el Papa sostuvo un diálogo con sacerdotes de los cinco continentes. Respondiendo a la pregunta de un sacerdote de Australia, Benedicto XVI señaló que “la tentación es grande de tomar nosotros mismos las cosas en nuestras manos, para transformar el orden en una profesión, como un trabajo más. Es una tentación que no resuelve el problema” de la escasez de vocaciones, con lo que además se corre el riesgo de “renunciar a la sacralidad del sacerdocio”.
Ante la falta de jóvenes que respondan con generosidad al llamado de Dios, dijo el Santo Padre, “debemos orar a Dios, tocar a su puerta para que nos dé vocaciones. Rezar con gran convencimiento. Dios no se cierra a la oración permanente, confiada. Esto es lo primero: rezar con humildad, confianza e insistencia por las vocaciones tocando el corazón de Dios para que nos dé sacerdotes”.
Seguidamente el Pontífice recordó que “cada uno de nosotros debería hacer lo posible para vivir el sacerdocio de manera convincente. Pienso que ninguno de nosotros hubiera sido sacerdote sino hubiera visto sacerdotes convincentes, en los cuales ardía el amor de Cristo”. El segundo punto, dijo luego el Papa está en “invitar como he dicho a la iniciativa de la oración, tener esta humildad esta confianza de hablar con fuerza sobre Dios”, tras lo cual se refirió a una tercera medida: tener valor para hablar con los jóvenes.
Los jóvenes, indicó Benedicto XVI, deben saber que “Dios los puede llamar. Es necesario ayudarlos a encontrar un contexto vital donde puedan vivir la vocación, en medio de un mundo que parece excluirlo. Necesitan vivir la belleza de esta vida, ver contextos donde esto sea posible en medio de la oración”.
Exposición y bendición con el Santísimo
La ceremonia prosiguió con el rezo del Padre Nuestro y la exposición solemne del Santísimo, seguida de momentos de plegaria y cantos eucarísticos. El Santo Padre bendijo luego a los presentes con el Santísimo, y todos los sacerdotes y fieles cantaron la Salve, con lo que se concluyó la Vigilia de oración.
De los aproximadamente 15.000 sacerdotes asistentes, procedentes de 91 países, más de 600 eran españoles. También asistieron varios cientos de sacerdotes de Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, Venezuela, Brasil y Portugal.
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