Nació en la vallisoletana Calle de la Platería. En 1403 entra en el Convento de San Francisco a pocos metros de su casa natal. Con tan sólo quince años, ya acompañaba en sus viajes a fray Pedro de Villacreces, fervoroso franciscano que además de fundar el monasterio de La Salceda en Tendilla, impuso la estricta observancia en la regla. En uno de ellos, alcanzaron La Aguilera (Burgos) con la intención de fundar un nuevo convento que renovase la Orden franciscana.
En La Aguilera se dedicará Pedro Regalado a las más diversas labores, destacando el cuidado de los pobres. Fue ordenado sacerdote a los veintidós años y a los veinticinco acompaña de nuevo a fray Pedro de Villacreces, ésta vez a El Abrojo (Laguna de Duero, en la provincia de Valladolid) para fundar otro convento, donde debido a su fama de santo será consultado con frecuencia por miembros de la nobleza.
Al fallecer fray Pedro de Villacreces en Peñafiel en 1422, Pedro Regalado fue puesto al frente de los conventos reformados a la estricta observancia. Su fama de santidad fue creciendo de forma rápida, llegando a atribuírsele episodios de bilocación y se extendió incluso después de su muerte tanto entre el pueblo como entre las clases poderosas, llegando a visitar su tumba en el Santuario de la Aguilera la reina Isabel la Católica.
Fue canonizado en 1746 por Benedicto XIV y ese año se le declaró patrón de Valladolid. Su fiesta se celebra el 13 de mayo. Se lo considera el santo patrón de los toreros.
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