«¡Es difícil imaginar una irresponsabilidad profesional mayor!»
Mons. Munilla critica abiertamente al psiquiatra Luis Rojas Marcos por defender el suicidio
En un artículo titulado «El suicidio de un
psiquiatra», Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián,
lamenta el apoyo que el psiquiatra Luis Rojas Marcos hizo de su posible
suicido en una reciente entrevista. Para el obispo «que un psiquiatra
exhiba su proclividad a suicidarse cuando deje de sonreírle la vida, es
algo equiparable al médico oncólogo que anuncia su decisión de empezar a
fumar puros habanos en caso de serle diagnosticado un cáncer de
pulmón». Y añade: «¿Con qué autoridad moral va a atender este psiquiatra
a tantos pacientes que están en riesgo de suicidio? ¡Es difícil
imaginar una irresponsabilidad profesional mayor!»
(Luis F. Pérez/InfoCatólica) El prelado donostiarra califica así las siguientes palabras de Rojas Marcos;
Y finamente denuncia que «en definitiva, aunque el aborto y el suicidio pretendan reivindicarse como una conquista de la libertad, en realidad, no son sino la ‘pinza’ macabra de la desesperanza; un signo de la decadencia moral de occidente».
«Seguiré mientras me vea activo; y el día que no me sienta útil o no esté contento, me voy al otro mundo (…) Si no voy a sacar a la vida un beneficio, no veo motivos para quedarme. (…) El día en que esto sea irreversible, me iré de este mundo por mi cuenta. No me gusta dar la lata a nadie».Mons. Munilla advierte que «detrás de la suposición de que somos plenamente dueños de nuestra propia vida, se esconde un narcisismo latente. Cuando no somos capaces de asumir los límites de la existencia, nos volvemos unos perfeccionistas, maniáticos y caprichosos»
Aborto y suicidio, pinza macabra
Igualmente señala que «invocar la libertad personal para suicidarse, es como reivindicar el derecho familiar para acabar con la vida de los hijos. (Claro que… esto también está inventado)».Y finamente denuncia que «en definitiva, aunque el aborto y el suicidio pretendan reivindicarse como una conquista de la libertad, en realidad, no son sino la ‘pinza’ macabra de la desesperanza; un signo de la decadencia moral de occidente».
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