MONS. JOSÉ GÓMEZ LLAMA A CELEBRAR EL DÍA DE LA MADRE Y EL MES DE MARÍA
«En el designio de Dios, cada nueva vida es concebida y crece bajo el corazón amante de una madre»
En su última columna publicada en ACI Prensa, Mons. José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles, EE.UU.,se refirió a la próxima celebración del Día de la Madre, a quien los católicos deben agradecer «todos sus sacrificios y su amor». Lo hizo relacionando el amor a la madre con el sacramento de la Confirmación, que reciben en Pascua numerosos adolescentes y jóvenes, y del Mes de María, que tradicionalmente celebra en mayo la Iglesia.
(Aci/EWTN) El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, llamó a los fieles a agradecer a Dios por el don de la maternidad, pues puso a cada madre como guardiana “para cuidar de su precioso regalo de vida” que son los hijos.
“Cada madre es un guardián nombrado por nuestro Padre para cuidar de su precioso regalo de vida. Su sonrisa es lo primero que el niño ve al entrar al mundo. Y su sonrisa es para el niño el primer signo del amor de Dios. Junto con sus padres, a las madres se les confía la nutrición física de la vida de los niños, y la ayuda para crecer en la vida de la gracia y el Espíritu. Las madres especialmente, son nuestras primeras maestras en la oración, la caridad y las prácticas de nuestra fe cristiana. Por su ejemplo, nuestras madres nos enseñan la verdad del amor cristiano, amando sin esperar nada a cambio”.
El Arzobispo de Los Ángeles Mons. Gómez, que tiene una devoción especial por la Virgen de Guadalupe, estacó que “como cristianos, somos bendecidos de tener dos madres. Tenemos nuestras madres naturales que nos trajeron a este mundo, y tenemos nuestra madre espiritual, la Santísima Virgen María”. “Es apropiado que mayo, cuando celebramos el Día de la Madre, sea tradicionalmente el ‘Mes de María’ en nuestra Iglesia”, añadió.
Mons. Gómez, que tiene una devoción especial por la Virgen de Guadalupe, invitó por tanto a los católicos a orar esta semana “para que crezcamos en nuestro amor por nuestras madres, nuestras madres naturales en la tierra, y nuestra Santísima Madre en el cielo”.
“Así como nuestras madres nos enseñaron a caminar, María nos enseña cómo seguir a Jesús. Ella nos enseña cómo escuchar la voz de Dios y cómo confiar en su plan para nuestra vida. María nos enseña siempre a mirar a Jesús y a conformar nuestras vidas a su Palabra y su ejemplo.Sus últimas palabras en los Evangelios, en la Boda de Caná, deberían ser las primeras palabras que definan cómo vivimos “Hagan lo que Él les diga”.A los ojos de María, como en los ojos de nuestras madres naturales, nosotros siempre seremos sus hijos. Como una buena madre, ella está siempre cerca de nosotros, lista para sostenernos si estamos por caer. También la llamamos cuando estamos en problemas. Podemos buscar su ayuda en nuestras luchas. Pidamos a nuestra Santísima Madre que nos ayude a llegar a ser más dignos, más santos y más amorosos hijos de Dios”.
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