La variada presencia de obispos y cardenales en Twitter sigue en aumento. El mensaje de Benedicto XVI para la 46ª jornada mundial de las comunicaciones sociales de 2012 recordaba, casi como aludiendo precisamente aTwitter, que «En la esencialidad de breves mensajes, a menudo no más extensos que un versículo bíblico, se pueden formular pensamientos profundos, si cada uno no descuida el cultivo de su propia interioridad». Son a esos mensajes a los que, en ámbito católico, se les ha querido denominar «twitthomilía» (anteriromente dedicamos un artículo a este tema. Se puede ver en "Las diócesis de algunos obispos en Twitter").
Pero Twitter no es la única plataforma de red social donde obispos y cardenales han encontrado un espacio para impulsar un «apostolado digital», para extender al mundo de internet sus propias diócesis.
Pero son los cardenales estadounidenses los que tienen la mayor cantidad de «feligresía» on line. A la cabeza de todos está el arzobispo de Nueva York, mons. Timothy Dolan (
http://www.facebook.com/archny), con más de 11,800 fans; le sigue de cerca el arzobispo de Filadelfia, cardenal Charles J. Chaput (
http://www.facebook.com/ArchbishopChaput), con más de 11 mil 500 seguidores; el card. Raymond Burke, aunque sirve en Roma como Presidente del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica (
http://www.facebook.com/pages/Archbishop-Raymond-L-Burke/76345257503), tiene más de 4,300 «fans». El arzobispo de Los Ángeles, mons. José Gómez (
http://www.facebook.com/ArchbishopGomez), tiene poco más de 2,900 seguidores; mientras que el cardenal Francis George, de Chicago (
http://www.facebook.com/FrancisCardinalGeorgeOMI), tiene más de 1,600.
La lista, desde luego, es incompleta, y sólo quiere poner de manifiesto la presencia tan diversificada de obispos católicos, algunas de cuyas fans page, es verdad, son administradas por terceros.
El «
Directorio para el ministerio pastoral de los obispos», una especie de «manual» sobre cómo ejercer el episcopado, refiere que «Los pastores de la Iglesia deben utilizar tales instrumentos –los medios de comunicación social, ndr– en el desarrollo de su misión, conscientes de la notable eficacia que se deriva para la difusión del Evangelio» (cf. n. 138-142). Como se ve, no son pocos los que están poniendo en práctica la tarea en la era de las redes sociales.
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