Alfredo Dagnino: no se puede «sacralizar la democracia» poniéndola al servicio de un programa «profundamente anticristiano»
El presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Alfredo Dagnino, intervino con la ponencia ‘La España Necesaria’, en la clausura del XI Congreso Católicos y Vida Pública. A juicio de Dagnino, España se ve afectada por una «crisis social, política, de la identidad nacional y de las instituciones» en la que confluyen causas autóctonas y otras de carácter internacional. Sobre estas últimas, ha alertado de la existencia en un ámbito global de un programa de actuación «profundamente anticristiano» cuyo objetivo final es llevar a cabo una «metamorfosis cultural».
Publicado el 2009-11-23 01:40:00
(CongresoCeu.es/InfoCatólica) Iniciativas legislativas como Educación para la Ciudadanía, la Ley de Violencia de Género, la “banalización” del matrimonio, la llamada Ley de Igualdad o el proyecto para una nueva Ley del Aborto, son propuestas que responden a unas líneas políticas inspiradas en un “laicismo ideológico impropio de un Estado democrático y libre”, ha subrayado el presidente de la ACdP y del CEU.
En contraste con estos postulados, Dagnino ha sostenido que la necesaria regeneración de España pasa, entre otras cosas, por “el reconocimiento de los cristianos en la vida pública”, por lo que ha pedido que se acepte “el valor humanizante del cristianismo, también por parte del Estado”.
Alfredo Dagnino ha aludido al deseo de los católicos de “contribuir a una auténtica sociedad democrática fundada en la verdad del hombre”, por lo que es necesario reconocerles “libertad y respeto” para proponer las propias convicciones en la plaza pública, sin que nadie “pueda sentirse amenazado por ello”.
Asimismo, ha apelado a la recuperación de los referentes morales en el funcionamiento de las instituciones democráticas, para que la democracia misma no se convierta en una mera técnica. “Sacralizar la democracia como técnica de formación de mayorías es desvirtuarla”. Algo que acontece cuando a los parlamentos se les asigna una función de “meros legitimadores de decisiones previamente tomadas por los gobiernos”, ha advertido Dagnino.
En la sesión de clausura del Congreso, presidida por Mons. Martínez Camino y en la que intervinieron también Alfonso Coronel de Palma, y José Francisco Serrano Oceja, se ha hecho especial mención a la celebración del Centenario de la Asociación Católica de Propagandistas, respecto a cuyo espíritu el ex-director de la Biblioteca de Autores Cristiantos, José Luis Gutiérrez, ha señalado que el lugar del propagandista “está en la calle y no en un cenobio”. Asimismo, se ha publicado un Manifiesto Final del Congreso, en el que se recogen las principales conclusiones del mismo.
Manifiesto final del XI Congreso Católicos y Vida Pública
Entre dichas conclusiones destaca la que recuerda que “la razón de ser de la política está en el bien común” y que “por eso resulta radicalmente pervertida cuando se pone al servicio de intereses particulares, personales o partidarios, con daño del interés general”, señalando que los casos de corrupción ponen “de relieve la pasividad política y la anemia moral de esta misma sociedad”. El manifiesto afirma que defender “la libertad de conciencia, la libertad religiosa, la ideológica, la educativa” de la “ofensiva laicista que intenta imponer como ética pública una particular opción”, “desvinculada de toda referencia religiosa”, es “sencillamente proteger una fundamental libertad constitucional, sin respeto a la cual la democracia no subsiste”.
Los participantes en el Congreso también expresan que “una política al servicio del bien común ha de asegurar el derecho fundamental, primero y primario, de toda persona humana, a la vida desde el instante mismo de su concepción”, así como “la que defiende y protege a la familia, constituida sobre el matrimonio verdadero que une a un hombre y a una mujer”. Además, alertan sobre la gravedad de la difusión de la “ideología de género que ha conseguido en España imponer un conjunto de leyes absolutamente incompatibles con el respeto a la vida humana, con la dignidad de la mujer, con una recta concepción del matrimonio y de la institución familiar”.
Finalmente, el manifiesto proclama que es urgente “la actuación urgente de todos y cada uno para regenerar moral y democráticamente la vida y las instituciones políticas”, y que “resulta imperiosamente necesaria la presencia de los católicos en el ámbito de la política”, “mediante los diversos modos de ejercicio del poder” y recuerdan que “en la perspectiva de la fe, la actividad política constituye un lugar de santificación y medio privilegiado para lograrla, en cuanto la política es lugar e instrumento para la realización estructural de la caridad, la caridad política, mediante decisiones y actuaciones que permiten crear “estructuras de gracia” que hagan más seguro y pleno el logro del bien común".
El presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Alfredo Dagnino, intervino con la ponencia ‘La España Necesaria’, en la clausura del XI Congreso Católicos y Vida Pública. A juicio de Dagnino, España se ve afectada por una «crisis social, política, de la identidad nacional y de las instituciones» en la que confluyen causas autóctonas y otras de carácter internacional. Sobre estas últimas, ha alertado de la existencia en un ámbito global de un programa de actuación «profundamente anticristiano» cuyo objetivo final es llevar a cabo una «metamorfosis cultural».
Publicado el 2009-11-23 01:40:00
(CongresoCeu.es/InfoCatólica) Iniciativas legislativas como Educación para la Ciudadanía, la Ley de Violencia de Género, la “banalización” del matrimonio, la llamada Ley de Igualdad o el proyecto para una nueva Ley del Aborto, son propuestas que responden a unas líneas políticas inspiradas en un “laicismo ideológico impropio de un Estado democrático y libre”, ha subrayado el presidente de la ACdP y del CEU.
En contraste con estos postulados, Dagnino ha sostenido que la necesaria regeneración de España pasa, entre otras cosas, por “el reconocimiento de los cristianos en la vida pública”, por lo que ha pedido que se acepte “el valor humanizante del cristianismo, también por parte del Estado”.
Alfredo Dagnino ha aludido al deseo de los católicos de “contribuir a una auténtica sociedad democrática fundada en la verdad del hombre”, por lo que es necesario reconocerles “libertad y respeto” para proponer las propias convicciones en la plaza pública, sin que nadie “pueda sentirse amenazado por ello”.
Asimismo, ha apelado a la recuperación de los referentes morales en el funcionamiento de las instituciones democráticas, para que la democracia misma no se convierta en una mera técnica. “Sacralizar la democracia como técnica de formación de mayorías es desvirtuarla”. Algo que acontece cuando a los parlamentos se les asigna una función de “meros legitimadores de decisiones previamente tomadas por los gobiernos”, ha advertido Dagnino.
En la sesión de clausura del Congreso, presidida por Mons. Martínez Camino y en la que intervinieron también Alfonso Coronel de Palma, y José Francisco Serrano Oceja, se ha hecho especial mención a la celebración del Centenario de la Asociación Católica de Propagandistas, respecto a cuyo espíritu el ex-director de la Biblioteca de Autores Cristiantos, José Luis Gutiérrez, ha señalado que el lugar del propagandista “está en la calle y no en un cenobio”. Asimismo, se ha publicado un Manifiesto Final del Congreso, en el que se recogen las principales conclusiones del mismo.
Manifiesto final del XI Congreso Católicos y Vida Pública
Entre dichas conclusiones destaca la que recuerda que “la razón de ser de la política está en el bien común” y que “por eso resulta radicalmente pervertida cuando se pone al servicio de intereses particulares, personales o partidarios, con daño del interés general”, señalando que los casos de corrupción ponen “de relieve la pasividad política y la anemia moral de esta misma sociedad”. El manifiesto afirma que defender “la libertad de conciencia, la libertad religiosa, la ideológica, la educativa” de la “ofensiva laicista que intenta imponer como ética pública una particular opción”, “desvinculada de toda referencia religiosa”, es “sencillamente proteger una fundamental libertad constitucional, sin respeto a la cual la democracia no subsiste”.
Los participantes en el Congreso también expresan que “una política al servicio del bien común ha de asegurar el derecho fundamental, primero y primario, de toda persona humana, a la vida desde el instante mismo de su concepción”, así como “la que defiende y protege a la familia, constituida sobre el matrimonio verdadero que une a un hombre y a una mujer”. Además, alertan sobre la gravedad de la difusión de la “ideología de género que ha conseguido en España imponer un conjunto de leyes absolutamente incompatibles con el respeto a la vida humana, con la dignidad de la mujer, con una recta concepción del matrimonio y de la institución familiar”.
Finalmente, el manifiesto proclama que es urgente “la actuación urgente de todos y cada uno para regenerar moral y democráticamente la vida y las instituciones políticas”, y que “resulta imperiosamente necesaria la presencia de los católicos en el ámbito de la política”, “mediante los diversos modos de ejercicio del poder” y recuerdan que “en la perspectiva de la fe, la actividad política constituye un lugar de santificación y medio privilegiado para lograrla, en cuanto la política es lugar e instrumento para la realización estructural de la caridad, la caridad política, mediante decisiones y actuaciones que permiten crear “estructuras de gracia” que hagan más seguro y pleno el logro del bien común".
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